viernes, 4 de julio de 2008
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Se denomina curvas de Bézier a un sistema que se desarrolló hacia los años 60, para el trazado de dibujos técnicos, en el diseño aeronáutico y de automóviles. Su denominación es en honor a Pierre Bezier, quien ideó un método de descripción matemática de las curvas que se comenzó a utilizar con éxito en los programas de CAD.
Posteriormente, los inventores del PostScript, lenguaje que permitió el desarrollo de sistemas de impresión de alta calidad desde el ordenador, introdujeron en ese código el método de Bézier para la generación del código de las curvas y los trazados. El lenguaje Postscript sigue empleándose ampliamente y se ha convertido en un estándar de calidad universal; por ello, algunos programas de diseño vectorial como bien pueden ser Adobe Illustrator, Corel Draw, o Freehand, tres de los más importantes programas de dibujo vectorial, califican como "bézier" a algunas de las herramientas de dibujo y se habla de "pluma bézier", "lápiz bézier", entre otros.
En 1564 se descubrió el grafito, en Cumberland, (Inglaterra, cercana a la frontera con Escocia). A partir de la mitad del Siglo XVII, las minas inglesas de grafito eran explotadas por la corona, y servían también para la fundición de cañones, pero su producción estaba muy reglamentada, por lo que se penaba con pena de muerte al obrero que llegara a extraer un fragmento de dicho material.
En 1792 se cortaron las relaciones entre Francia e Inglaterra. Esto hizo que el ingeniero francés Jacques-Nicolás Conté, ideara unos lápices de grafito y arcilla, rodeados de madera de cedro, que se introdujeron en la corte de Luis XIII y se impusieron en el mundo. Aunque otros documentos indican que el verdadero inventor fue el austríaco Josef Hardtmuth.
Muchos lápices a través del mundo y casi todos en Europa se califican en el sistema europeo usando un continuo del " H" (para la dureza) al " B" (para el grado de oscuridad), así como " F" (para el punto fino). El lápiz estándar de la escritura es HB calificada. Según Petroski este sistema se habría desarrollado en principios de los 1900s por Brookman, fabricante inglés del lápiz. Utilizó el " B" para el negro y el " H" para dureza; el grado de un lápiz fue descrito por una secuencia o H sucesivas o B sucesivas, tales como BB y BBB para plomos sucesivamente más suaves, y un HH y un HHH para los sucesivamente más duros.
Hoy un sistema de lápices que se extienden de muy duro y trazo fino y claro a suave de trazo grueso y oscuro se extiende generalmente del más duro al más suave, como en el siguiente ejemplo:
9H | 8H | 7H | 6H | 5H | 4H | 3H | 2H | H | F | HB | B | 2B | 3B | 4B | 5B | 6B | 7B | 8B | 9B |
Duro | → | Medio | → | Suave |
Koh-I-noor ofrece veinte graduaciones de 10H a 8B para sus 1500 series;[10] Derwent produce veinte graduaciones de 9H a 9B para sus lápices gráficos y Staedtler produce diecinueve de 9H a 8B para sus lápices de Mars Lumograph.[11] El mercado principal para tal amplia gama de grados son los artistas que están interesados en crear una gama completa de tonos de gris claro a negro. Los ingenieros prefieren lápices más duros que permitan un mayor control en la forma de la mina. Esto se refleja en la manera en que se empaquetan y se ponen los lápices. Por ejemplo, para sus lápices gráficos Derwent ofrece tres paquetes de 12 lápices cada uno: Técnico (graduación dura de 9H a B), para bosqujos (graduación suave de H a 9B), y de diseño (con graduación media de 4H a 6B). Los lápices calificados usando este sistema se utilizan para medir la dureza y la resistencia de barnices y de pinturas. La resistencia de una capa (también conocida como la dureza del lápiz) se determina como el grado del lápiz más duro que no marca la capa cuando está presionado firmemente contra él a un ángulo de 45 grados.
Otro método común utiliza los números para señalar la graduación de un lápiz. Fue creado por Conté y adoptado originalmente en los Estados Unidos por Thoreau en el siglo XIX. La tabla siguiente demuestra equivalencias aproximadas entre los diversos sistemas:
Tono | U.S.A. | Mundial | |
---|---|---|---|
#1 | = | B | |
#2 | = | HB | |
#2½ * | = | F | |
#3 | = | H | |
#4 | = | 2H |
*También visto como 2-4/8, 2.5, 2-5/10. Aunque estén aceptados extensamente, no todos los fabricantes lo utilizan; por ejemplo, Faber-Castell utiliza una diversa tabla de equivalencias en sus lápices Grip 2001: 1=2B, 2=B, 2 1/2=HB, 3=H, 4=2H. Los varios grados del lápiz de grafito son alcanzados alterando la proporción de grafito a la arcilla: mientras más arcilla se utiliza, más duro es el lápiz. Dos lápices del mismo grado pero de diferentes fabricantes no harán una marca de tono idéntico ni tendrán necesariamente la misma dureza.
La tinta china es una tinta de invención china usada principalmente en caligrafía china y japonesa, así como en la pintura china y japonesa sumi-e
Se compone de carbón vegetal muy finamente molido, que se compacta con un pegamento con base acuosa, como resinas vegetales o algunos extractos animales.
La calidad de la tinta depende de muchos factores, como la madera de la que proviene el carbón, el proceso de prensado, el pegamento utilizado, el tiempo que tiene, etc. y existen desde barras muy baratas hasta piezas de coleccionista.
La tinta suele ser negra, aunque también puede mezclarse con colorantes para conseguir tintas de otros colores.
La caricatura ha sido desde el comienzo de la historia un tipo de representación exagerada de unos personajes o de unos hechos con el fin de poder trasmitir un mensaje, una idea, la mayoría de veces sarcástica sobre una cuestión determinada.
Es por este motivo que desde siempre, el hombre recurrió a realizar una serie de trazos bien expresivos, bien simbólicos, pero tremendamente simples con los que trasmitir ideas por medio de las imágenes y así llegar a un mayor número posible de espectadores a los que convencer de tales ideas.
La caricatura es un tema más interesante de lo que a primera vista pueda parecer. Ya Azorín escribía en 1913 a propósito del humorismo: “El capítulo de eutrapelia, del divertimento espiritual es sumamente importante en la historia del desenvolvimiento humano; haciendo la historia de la ironía y del humor, tendríamos hecha la sensibilidad humana y consiguientemente la del progreso, la de la civilización. La marcha de un pueblo está en la marcha de sus humoristas”.[1] Baudelaire por su parte opinaba: “Sin duda alguna, una historia general de la caricatura en sus relaciones con todos los hechos políticos y religiosos, graves o frívolos, relativos al espíritu nacional o a la moda, y que han agitado a la humanidad, resultaría una obra gloriosa e importante”.[2] Por su parte Gombrich ponía de manifiesto la trascendencia de la labor del dibujante cómico: “El dibujante por desdeñable que sea su calidad artística, tienen más probabilidades de impresionar en una campaña de odio que el orador de masas y el periodista.”[3] Su interés radica, no ya sólo en la calidad de las obras (quienes siguen los vaivenes estilísticos del momento) sino en la enorme cantidad de información que estas humildes obras pueden proporcionarnos pudiendo asistir y revivir todos los acontecimientos, desde los más triviales a los más importantes y además podemos hacernos una idea perfectamente clara de la forma de pensar de aquellos individuos en aquellos momentos. Por todo ello el humor gráfico nos proporcionaba información en tres aspectos importantísimos: el cultural, el estilístico y el sociopolítico.
Los primeros ejemplos que encontramos son los del antiguo Egipto. Todos los autores que se han encargado de estudiar el tema, coinciden en remontar sus orígenes hasta las culturas Mesopotámicas, Precolombinas, egipcias...;[4] así Gaya Nuño señala por lo que se refiere a Egipto[5] que en diferentes papiros como el del British Museum, el de el Museo Arqueológico del Cairo o el Museo de Egiptología de Turín (todos pertenecientes a la XX dinastía), aparecen representados varios animales como el asno, el león, el cocodrilo o el mono, tocando instrumentos dentro de un lujoso ambiente, o incluso una escena en la que una rata sentada en un trono recibe como ofrenda una flor de loto por parte de un gato, escena que es contemplada por otras ratas que portan atributos reales.[6] (Figura nº1).
Otro de los periodos en donde más florecerá la caricatura del Antiguo Egipto, es en el de la XVIII dinastía, fundamentalmente en el periodo Amarniense, momentos en los que tras la reforma de Amenofis IV (Akenaton) se produce una fuerte crítica a toda su política de cambios, en este sentido son famosos los "graffiti" encontrados en las antiguas murallas de Tebas representando de manera muchas veces soez a Nefertiti y Akenaton.
Pasando a otra cultura la época griega es rica en representaciones caricaturescas, cuya evolución va respondiendo a los diversos conceptos que sobre el tema de lo "cómico" aparecen en su filosofía, así desde un punto de vista teórico esta ciencia se preocupaba por indagar la esencia y el valor moral de lo cómico analizando su aspecto estético, ejemplo de toda esta preocupación lo encontramos en Platón quien no contempla nada bueno en la hilaridad,[7] o de Aristóteles quien la considera de escaso interés, motivo por el cual no se le ataca directamente, más bien se la elude,[8] sin embargo una generación posterior con Teofrasto (discípulo de éste último) se empieza a ver ya lo cómico como algo positivo;[9] y de esta forma es cuando la literatura y el Arte nos empezarán a mostrar los más claros y ricos ejemplos de caricaturas. De entre los cuales y a modo de ilustración se podrían citar los siguientes:
a) Cerámica griega del siglo V a.c. que se conserva en el museo de Florencia, y representa a la figura de Eneas con Aquiles y Ascanio, todos ellos con cabezas de animales.(Figura nº2)
b) Ánfora Póntica del Museo de Munich representando una parodia del Juicio de París
c) Kylix ático del Museo del Vaticano del siglo V a.c. en la que se representa a Esopo aprendiendo de una zorra, muy en la línea de la sátira aristofanesca "Las Nubes" (Figura nº3)
d) Por otro lado existen un buen número de figurillas ridículas de época helenística que nos recuerdan más a las máscaras y a los tipos de la farsa griega y de la comedia nueva.
e) Cerámicas áticas del siglo V a.c. en donde se dibujan los aspectos más embarazosos de la vida fisiológica del individuo.
f) Diversas parodias de la Iliada o de escenas dionisiacas representadas en la cerámica en donde lo cómico encuentra un terreno abonado.
En todos estos ejemplos como se puede apreciar, encontramos su fuente recurrente o bien en los poemas homéricos o bien en el teatro, sobre todo del de género popular del siglo IV a.c.; siendo realmente escasas cualquier otro tipo de representaciones, a no ser, claro está, de las exageraciones y deformaciones que con carácter intencionado se introducen en la pintura o en la escultura de un personaje. De esta forma encontramos en Grecia el nacimiento de las dos fuentes principales de la caricatura que se darán a lo largo de toda la historia, esto es:
1) Escenas que conducen a la hilaridad por su tema, tal y como aparece en la literatura (por su contenido)
2) Escenas que conducen a la hilaridad por su representación grotesca y deforme (por su forma)
Por lo que se refiere a los artistas-caricaturistas del momento, pocas son las noticias que tenemos, tan sólo alguna referencia más o menos explícita, citada por algunos escritores así Aristóteles cita a un tal Poson, calificándolo de "pintor malévolo", al igual que Aristófanes quien se refiere a él en estos términos: "... No volverás a ser el juguete del infame Poson..."[10] o Luciano en su obra El Elogio de Demóstenes, quien también lo menciona. En cuanto a otros artistas, Champfleury [11] cita según recoge Plinio, a Pirálicus, Cálates, Bupalus, Ctsicolo, Atenis, Clesides, Antífilo y Galatón. Todos ellos pintores de cerámica y por lo tanto alejados del "Arte Oficial", teniendo de esta forma una mayor libertad para mostrar su ingenio. Característica esta última inherente al caricaturista de todos los tiempos.
En Roma el bagaje filosófico sobre lo cómico no será tan extenso como en el caso de Grecia, pero sí importante, de esta forma es interesante señalar las opiniones reflejadas por Dionisio de Prusa, reivindicando el valor moral de la risa y de la sátira de costumbres; Plutarco, estableciendo en la risa una función ética y transformando la estética de lo cómico en rígido moralismo; Plinio, teorizando sobre lo cómico;[12] Fabio, siguiendo y completando el discurso anterior;[13] y Cicerón, recogiendo en esencia todo lo anteriormente apuntado, entre otros.[14]
Por lo que respecta a las obras caricaturescas del momento, se podrían señalar varias, las cuales se podrían agrupar del siguiente modo:
1- Pinturas cerámicas
2- Estatuillas grotescas
3- Frescos
4- Los Graffiti
4.1.- En Roma y otras partes del imperio
4.2.- En Pompeya y Herculano
Dentro del primer grupo encontraríamos diversos tipos de jarrones etruscos que se hacen eco de esta temática cómica respondiendo fundamentalmente a personajes ridículos en cuanto a forma. En el segundo grupo existirían una serie de representaciones escultóricas grotescas, tal es el caso de la estatuilla deforme de Caracalla (Figura nº4) que se conserva en el museo de Avignon, otras serían del tipo "Maccus" (antecesor del polichinela) y otras finalmente de carácter pornográfico con sentido caricaturesco (Como las estatuillas del Dios Príapo).
Dentro del tercer grupo destacarían los frescos de Grannano (cerca de Herculano) sobre monos, de los que Champfleury escribió que:
"...Es probable que el autor de esta obra se propusiese en ella representar en figuras de monos a determinados sujetos con sus propios gestos y maneras, poniendo en ridículo costumbres de su tiempo que hoy no conocemos ..."[15]
Por lo que hace referencia al cuarto grupo, tendríamos en primer lugar los graffiti encontrados en las antiguas murallas de Roma en donde la crítica al poder por parte de las diversas facciones hostiles del momento es el recurrente general.
Pero donde más restos se han encontrado han sido en las ruinas de Pompeya y Herculano, tanto es así, que incluso, dado el material existente, podríamos establecer varios subgrupos diferentes, no obstante y por no alargar de manera excesiva este artículo, sólo haremos referencia a la temática original que se está gestando: la caricatura de Religión, bien sea ésta contra paganos o contra cristianos, que se nutre de unos ricos y valiosos ejemplos que nos acercan a comprender el sentir religioso popular de estos momentos: por un lado los graffiti cristianos que atacan satirizando el culto a los dioses paganos, éstas están en la línea de algunos vasos cerámicos que se han encontrado, muchos de ellos realizados por el cristiano Annio Serapiodoro; en el lado opuesto encontramos unos graffiti bastante curiosos de carácter anónimo que representan la ridiculización del culto cristiano, un ejemplo de todo esto lo encontraríamos en el sarcástico "Juicio de Salomón" (Pompeya) y sobretodo el "Asno Crucificado" del siglo III d.c. descubierto por Garucci en la Domus Gelotiana, que lleva inscrita la frase en griego "Alexamenos adora a Dios", tipo de imagen que debió de ser más o menos frecuente a tenor de los ejemplos encontrados, hasta tal punto que Tertuliano se hace eco de esta calumnia para criticarla .[16] (Figura nº5)
Otro de los puntos al que tendríamos que hacer referencia, es el relacionado con los artistas-caricaturistas de los que nada o muy poco conocemos, tan sólo citar los nombrados por Plinio,[17] de esta forma podemos citar a Ludio, de quien se dice que cultivaba el género de las "Comica Tabella" que eran unas tablillas en donde se dibujaban las escenas cómicas de una representación teatral para colgarlas en las puertas de los teatros y así servir de reclamo para los posibles espectadores. Otros artistas citados por Plinio serán Pereico y Ctesiloco.
Si en los casos anteriores de Grecia y de Roma, hablábamos de un aparato teórico-filosófico que tenía en consideración lo cómico, a partir de lo cual "nacía" una producción caricaturesca de mayor o menor fortuna; llegados al medioevo este aparato desaparecerá, ningún filósofo o teólogo del momento hará referencia a él. No obstante y tal vez supliendo a este corpus inexistente, tenemos los bestiarios y fisiólogos medievales, en donde, y según la creencia del momento los animales habían sido creados para servicio del Hombre, a fin de que su estudio y la contemplación de sus costumbres fuesen para el Hombre reglas de vida o motivo de escarmiento y corrección según las propiedades del animal que se mostraba como ejemplo, de tal forma que era permitido por la Iglesia el uso de animales para exonerar al público. Este es el motivo por el que a pesar de las limitaciones técnicas del mazonero caricaturista medieval, se abriese ante él un gran abanico de posibilidades imaginativas.
Será en esta línea en la que estudiemos los ejemplos satíricos que aparecen representados en los capiteles, vidrieras o códices miniados; en donde determinados temas como el diablo, la danza macabra, el infierno, el Juicio Final, los vicios del Hombre, sus pecados... etc. se convierten en claras fuentes de inspiración para sus obras como por ejemplo:
a) La Iglesia de San Quirce en Burgos de desenfadadísima iconografía.
b) Las sillerías del coro de las catedrales de Plasencia y Zamora, realizadas por el maestro Rodrigo Alemán.
c) El enfrentamiento entre Felipe el Hermoso y Bonifacio VIII de la catedral de Sems realizado por Pedro Cugnieres
d) Los capiteles de la catedral de Chartres en donde aparecen las escenas de un cerdo bailando y un asno tocando la guitarra
e) El libro de la Horas del duque de Berry
f) La mitología de Renard que le sirve para ridiculizar parte de la liturgia cristiana, sirva como ejemplo las figuras del zorro o del asno que predican desde un púlpito mientras son escuchados por unos rebaños de ovejas o grupos de gallinas
g) Las ilustraciones de Ulrich Richental sobre el concilio de Constanza en 1414
h) La procesión de las ratas del claustro de la catedral de Tarragona del siglo XII
i) Escultura de un fraile con cabeza de zorro en la iglesia de Nantwich del siglo XII (Figura nº6)
Entre otros muchos ejemplos que se dan en todo el Arte Medieval.
Por lo que respecta al Renacimiento, la evolución de la caricatura durante este periodo viene marcada por la aparición de la imprenta, lo que supuso alcanzar dos logros fundamentales para este género: por un lado la posibilidad de abaratar costes, con lo que de esta forma la caricatura se hace más asequible, más popular. Por otro lado, la imprenta es la forma de obtener una mayor rapidez y mayor alcance en la difusión de las obras.
Intentando dibujar un marco teórico en el que se desarrolla el género, tal y como se ha venido haciendo, hemos de hacer referencia a los escritos de Leonardo Da Vinci, cuando recoge en su Tratado de pintura en donde se hacen varias referencias a la caricatura, tales como:
"...lo necesario que puede llegar a veces ser el copiar los rasgos completos, aunque éstos sean deformes e incluso exagerarlos, con el fin de poder oponer mejor lo bello a lo feo, a fin de que el contraste resulte, por uno y por otro lado, un aumento del poder emotivo...".[18]
Nos encontramos de esta forma no ante una necesidad de resaltar lo feo como vicio, tal y como ocurría en la Edad Media, sino de la utilización de lo feo con una funcionalidad estética, esto es, de crear un contraposto para resaltar lo bello.
En cuanto a los caricaturistas-artistas del momento, tendríamos que señalar al mismo Leonardo Da Vinci (Figura nº7) con sus series de bocetos-retratos cargados de un naturalismo exagerado y a Miguel Ángel; en el norte de Europa pintores de la talla de El Bosco o de Durero, Holbein el Joven o Brueghel el Viejo...etc. Aunque el más destacado como caricaturista sea Carracci, quien hará hincapié en el tema de lo grotesco.
En definitiva se podría señalar como es a partir del Renacimiento cuando, a resultas de los trabajos de los anteriores artistas, surge la caricatura como tal, de una manera estricta atendiendo a la acepción etimológica de la palabra, nacida del término "Ritratti Carichi" (retratos sobrecargados).
Llegados ya al siglo XVII, a nivel teórico empezarán a surgir las primeras definiciones de caricatura y los primeros estudios casi monográficos sobre el tema, así encontramos los trabajos del Conde Mosini, en el primero de ellos, aparece la definición del término en cuestión como "Perfetta deformitá" en contraposición al concepto Renacentista-Barroco de "Belleza ideal";[19] definición que se hace aún más precisa en el segundo de sus estudios[20] cuando la describe como:
"Un procedimiento de retrato, nacido de un interés realista, aunque con finalidad cómico-fantástica"
Otro de los teóricos de estos momentos será Baldinuci quien publicará su obra a finales de siglo, momento en el que gracias a sus aportaciones y a las de los autores anteriores, el Diccionario de la Academia Italiana, en su edición de 1694 recogerá el término por primera vez definiéndolo como:
"Especie de libertinaje de la imaginación"[21]
En cuanto a los artistas-caricaturistas del momento tendríamos que señalar a figuras como Tiépolo, Jaques Callot, discípulo de Carracci (Figura nº8) con sus series de "Los Bohemios" y "Los Mendigos"; Stefano Della Bella; Cornelius Dusart, primer cultivador de la sátira política o Bernini con las caricaturas de los cardenales (Figura nº9).
En líneas generales podríamos decir que estamos ante un periodo relativamente rico en imágenes caricaturescas habida cuenta de la situación política conformada por las guerras de religión en donde todo lo propagandístico ocupará un lugar fundamental.
Durante el siglo XVIII en el terreno filosófico y teórico destacará la figura de Francis Grose, primer personaje que intenta codificar una serie de reglas sobre la caricatura. (Rules for Drawing caricatures)[22] No obstante lo más llamativo de este siglo serán las recopilaciones de caricaturas que se llevan a cabo, en este sentido tenemos que citar por un lado a Arthur Pond, quien en 1743 publicará en Inglaterra una colección de caricaturas europeas, y por otro lado a Boyer De Nimês, quien recogerá para publicar en 1792 toda una colección de imágenes satíricas francesas aparecidas hasta ese momento.
En cuanto a los artistas-caricaturistas, no se pueden dejar pasar por alto figuras como Hogart , gran observador de la vida social, quien estigmatizará la injusticia y el envilecimiento con bromas; Rowlandson y Gillray en Inglaterra (ya a caballo del siglo XIX, siendo famosas sus sátiras contra Napoleón) ; Boilly, Debocourt y Grukshank (Figura nº10) en Francia.
La ilustración en el siglo XIX viene determinada por la invención de la litografía en 1796 por Aloys Senefelder, esto supone un giro importante ya que hasta entonces el artista dejaba sus dibujos en manos del grabador de reproducciones lo cual comporta un peligro por el debilitamiento del rasgo que esto suponía; ahora el artista trabaja directamente sobre el soporte, controlando por este motivo hasta el último momento todo el proceso de reproducción. Otra de las consecuencias positivas de esta nueva técnica está en íntima relación con la técnica utilizada por la que se pueden abaratar grandemente los costes y conseguir una mayor y más rápida tirada de una misma plancha, todo lo cual motiva que los grabados resultantes mediante este procedimiento lleguen con una mayor facilidad a un número mayor de personas.
Pero la característica general de este periodo será la difusión y generalización de la prensa, vehículo fundamental para el desarrollo y expansión de este género, de tal modo que es en este siglo en donde asistimos a una mutación del artista-caricaturista al caricaturista-periodista, esto es, a partir de ahora el caricaturista se convierte en un periodista que va a utilizar una serie de medios a su alcance (la imagen por ejemplo) para poder llegar a las masas, masas que en el siglo XIX en su mayoría no sabe leer ni escribir, de ahí el papel fundamental de este medio que se convertirá en el único capaz de utilizar un lenguaje popular y asequible para todos.
Dada la complejidad y variedad existente entre los diferentes piases europeos, estudiaremos la caricatura por separado, así el primer país en el que nos adentraremos será:
*SUIZA: La caricatura en Suiza viene caracterizada por el trabajo de los siguientes artistas: En primer lugar Rodolphe Teopffer, cuya labor se sitúa a principios de siglo destacando los defectos y vicios típicamente suizos sin entrar en temas políticos, otro de los caricaturistas será Adan Teopffer, hijo del anterior que destacó por ser un pintor de escenas de costumbres, escenas que llevadas a la exageración lo convirtieron con el tiempo en un o de los más grandes caricaturistas suizos, sus obras como El Doctor Festus, Monseur Vieux-Bois (el eterno amante), Monseur Jaleet, Monseur Grefin y Monseur Cryptophone, son viva muestra de esta representación de tipos genuinamente suizos que pueden englobar a gran parte de sus compatriotas, formalmente utiliza un dibujo próximo al del inglés Steve, bastante profundo en las imágenes centrales contextualizadas en un paisaje bastante anecdótico profusamente decorado de anécdotas.
Otros de los caricaturistas suizos serán Godefroy, cuyas obras se caracterizan por su gran sencillez; Forestier, también un gran cartelista con un sentido bastante popular del Arte y Fontanez, caracterizado por las sucesivas representaciones de tipos locales.
*RUSIA: La caricatura en Rusia pasa, por lo que al siglo XIX se refiere por tres etapas fundamentales, la primera de ellas abarca los primeros años del siglo y se caracteriza en cuanto a tema por una crítica a la situación real al sistema feudal en el que se vive, a las clases dominantes represoras y supersticiosas, en cuanto a forma, ésta estará íntimamente relacionada; con la pintura bizantina de tal modo que cada una de ellas tiene un aire que nos recuerda a los iconos.
Una segunda etapa corresponde aproximadamente a los años cincuenta del siglo, en este momento nos encontramos ante una caricatura bastante influenciada por los modelos europeos, aunque el dibujo comparativamente es de una peor calidad y cuya técnica será el aguafuerte; en el aspecto temático la sátira ahondará más en lo político gracias a la coyuntura del momento en donde tras el desastre de Sebastopol (1855) aparecen nuevos movimientos socio-políticos mucho más radicales que encuentran en este género un cauce para sus ideas y expresiones, estos movimientos conducirán a la reforma burguesa de 1861 que reforzará la aparición de todo tipo de críticas al sistema teocrático. Es en estos años cuando aparecerá la revista Iskra predecesora de la Revista de caricaturas del año 1818 fundada por Veretzianev de muy corta duración a consecuencias de la férrea censura; en esta revista empiezan a aparecer nombres como N. Yulev, A. Bogdanev, Voikov, Bordelli, Apollon y Danilov entre otros que se constituyen en los primeros humoristas del siglo, unos años más tarde surgirán otros como N. Stepenov y A. Levedev considerados como el Daumier y el Gavarni rusos respectivamente.
La tercera y última etapa del siglo es la que corresponde con su última década en la que y tras la férrea censura que se produce dada la situación prerevolucionaria que vive el país la caricatura casi desaparece del panorama nacional reduciéndose a contadísimos panfletos revolucionarios.
*FRANCIA: Si una de las formas de definir caricatura es decir que ésta comporta exageración e intención cómica, en Francia encontramos el más claro ejemplo que justifique tal definición, no en vano la Francia del siglo XIX alcanzará en este género tal desarrollo que se convertirá en el punto de referencia obligada, por comparación, con los demás piases europeos.
Este desarrollo se sustenta en la tradición cómica francesa de épocas anteriores, que ahora, en el siglo XIX, debido al desarrollo de las publicaciones periódicas y a la libertad de prensa alcanza su máximo esplendor.
De esta manera podemos observar diferentes tipologías en la caricatura francesa, de un lado las que nacen de la envidia, la murmuración y el odio, verdaderas obras satíricas; de otro la crítica política, fruto de un siglo tan polémico; junto a estas dos tipologías también existe una tercera de carácter popular, más rica y variada y cuya finalidad sería la consecución de un humor más suave que haga pensar y provocar una sonrisa en los labios frente a las anteriores que se encaminan, en la mayoría de los casos a conseguir la carcajada. En definitiva se podría llegar a decir que todas las leyes de la comicidad esbozadas por H. Bergson en 1900 ya eran trabajadas por los caricaturistas franceses de años anteriores, caricaturistas a los que sería difícil englobarlos por separado en una u otra tipología dado que en mayor o menor medida todos ellos son partícipes de algún tipo de éstas tal y como se puede ver en las obras de: Charles Philipon (1800-1862), Daumier con quien la caricatura Francesa y universal alcanza su máximo esplendor, Cham (Amadé de Noé) (1811-1879), Charles Travies (1804-1854), Gustav Doré (1832-1883), Paul Gavarni (1804-1866)(Figura nº11), J.L. Forain (1852-1931) heredero y continuador de la obra de Daumier, Henri Monnier (1799-1931) (Figura nº12), Jean Pigal (1794-1873), Eugene Lami (1800-1890), Alfred Gravin (1827-1892), Grandrille (1803-1847), Andrè Gosset (Andrè Gill) (1840-1885). Quienes realizaron su trabajo en los periódicos franceses bien fuesen de carácter general o especializados en la sátira, entre los que destacan: Le Charivari (1832), fundado por Charles Philipon, Le Caricature Provisoide (1838), Le Journal Pour rire (1848), Le rire (1894).
*BÉLGICA: El caso de Bélgica, dada la proximidad geográfica con Francia, da lugar a que las características generales de su caricaturas sean similares a la de su vecino país, tanto es así que muchos de los periódicos o revistas caricaturescas francesas circularán libremente por Bélgica, con una salvedad: Mephistopheles de 1831, revista satírica, primera de este género en el país y que se adelantará incluso a Le Charivari de 1833.
*PAÍSES BAJOS: La caricatura Holandesa se sustenta en la tradición de los caricaturistas de Flandes, muchos de ellos pintores, quienes se dedicaban a copiar de la naturaleza aquello que ésta tenía de peculiar con fiel realismo. Por tal motivo los caricaturistas del siglo XIX se caracterizarán por su fiel reflejo de la realidad, sus peculiaridades, sus situaciones críticas, - que surgen de la calle, de la plaza, en el mercado, dentro de una familia...- razones y circunstancias por sí solas que muchas veces producen comicidad sin tener que recurrir a la exageración.
Otra de las características es (a diferencia con la Inglesa, de la que guarda un gran parecido) la ausencia de una lección moral. En esta línea James Ensor será el caricaturista más sobresaliente, quien sabe recoger y fundir toda la tradición de Flandes; Sin embargo también se ha de citar a Felicien Rops, quien apartándose de ésta línea (y siguiendo una influencia Francesa) se convierte en el admirador y por lo tanto continuador de la obra de Gavarni y de H. Daumier.
*ALEMANIA: La caricatura en Alemania surge en el siglo XIX con Chodowiecki, quien sienta las bases de la caricatura burlesca y fantástica que se desarrollará en todo el siglo que estamos estudiando.
Los caricaturistas más representativos de estos momentos serán: Adolf Oberländer y Wilhelm Busch, seguramente éste sea el más sobresaliente de todos ellos, quien se caracteriza por la representación en sus personajes marcados por una gran humildad que hace frente a la perversidad del destino y por un cierto sentido moral y aleccionador en su obra, algo por otra parte común en la caricatura alemana pero que en Busch viene más señalada; Guillermo Kaulbach, Löffer, Pablo Komewka, Johann Gottfried, Cartel-Biaze, Richter, Reinhardt, Haranger, Meggendeffer... Quienes trabajan en revistas como: Fligende Blatter (1844), Kladderadatsch (1848), Simplicissimus (1896), Piepmeier (1849), Wesper (1862), Muenchener (1848), Dorfharhier (1848)...
*AUSTRIA: En este país debido a su proximidad con Alemania, la caricatura será similar, cuando no idéntica debido a que en Austria circulaban los mismos periódicos que en Alemania, siendo los únicos autóctonos (aunque si bien denotan una gran influencia francesa) Kikeriki (1861) y Wiener Charivari.
*INGLATERRA: Durante los siglos XVII y XVIII la caricatura inglesa tiene prácticamente todas las características Holandesas debido a los muchos contactos, sobre todo comerciales que existen entre los dos países, ambas caricaturas durante estos siglos mantienen un contenido moral, bastante más acusado en el lado inglés, que irá dando paso conforme nos adentramos en el siglo XIX a un contenido político y es en estas fechas y por este motivo por el que ambas caricaturas comenzarán a distanciarse habida cuenta de que las vicisitudes políticas serán diferentes en cada uno de estos países.
Entre los caricaturista más destacados de este siglo cabe destacar a: Gillary, cuya obra arranca en el siglo XVIII y se caracteriza por su alto contenido moral, (Figura nº13) Rowlandson, también nacido en el siglo anterior, ambos sentarán las bases del desarrollo posterior de la caricatura inglesa con continuadores como: John Leech, John Tenniel, H.B. (Richard Doyle), Phiz (Hablat Browne), Randolph Coldecott, Edward Sambourne, Harry Furniss, Phil May, Francis Gould, Ape (Carlo Pellegrini), Spy (Leslie Ward), Max (Max Beerbohn),... Todos ellos bastante identificados con una moral burguesa. Todos trabajarán en las revistas satíricas más características del momento se pueden citar: Comic Black-stone (1846), Comic History of England (1847), Comic History of Rome (1852), Vanity Fair (1868), Punch (1841), The Source, The Meteor, The Humorist...
*ITALIA: La caricatura de este siglo arranca de la tradicional farsa italiana por un lado y de otro de la tradición caricaturista del país representada por Leonardo Da Vinci, Carraci, Callot... a quienes nos hemos referido anteriormente. Con este panorama es de extrañar la poca importancia que este género tendrá en el siglo que estamos estudiando (en comparación con otros países como Francia). No obstante aparecen en el panorama figuras como Bartolomeo Pinelli, Steffano della Belle quien se caracteriza por ser uno de los primeros que en la caricatura del siglo XIX recurre a la animalística a la cual dota de expresiones humanas.
Por lo que respecta a las revistas satíricas hay que señalar a L´ausino y El Mule, la primera de ellas anticlerical y la segunda réplica católica a la anterior.
Para terminar este apartado apuntar el auge que la caricatura cobra a finales de siglo, con motivo de la Revolución Francesa, convirtiéndose así este género burlesco en verdaderos panfletos que con muy pocos medios pueden llegar rápidamente a las masas para comunicar una serie de mensajes revolucionarios y no sólo en la misma Francia sino atravesando las fronteras con el afán de expandir la revolución, de tal modo que los países vecinos han de aumentar la censura y el control de todas las publicaciones llegadas de Francia.
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